Cipriano, nombre masculino de origen latino cuyo significado es ‘natural de Chipre, habitante de Chipre’. Actualmente, 4.403 hombres en España celebran su santo gracias a San Cipriano.
De origen rico y distinguido, su martirio se produjo en su propia villa. Se desconoce la fecha de su conversión al cristianismo, pero tras su bautismo el bereber donó una porción de su riqueza a los pobres de Cartago.
Su verdadero nombre era Thascios y fue profesor de retórica. Posteriormente, tomó el nombre adicional de Caecilius, en memoria del presbítero al que debía su conversión. En los primeros años de su conversión escribió una Epistola ad Donatum de gratia Dei («Carta a Donato sobre la gracia de Dios») y los tres libros de Testimoniorum Libri Tres o Testimoniorum ad Quirinus que seguían los modelos de Tertuliano, que influyó sobre su estilo y pensamiento. Detalló cómo las antiguas profecías no fueron reconocidas por los judíos en cuanto éstos no aceptaron a Cristo, perdiendo así sus privilegios y siendo sustituidos por los cristianos.
Poco después de su bautismo fue ordenado diácono, y más tarde presbítero. En algún momento entre julio de 248 y abril de 249 fue elegido obispo de Cartago, una elección popular entre los pobres, que recordaban su caridad.
Sin embargo, una parte de los presbíteros se opuso a causa de la riqueza de Cipriano, su diplomacia y su talento literario. Además, la oposición en la comunidad de Cartago no desapareció tras su elección.
En el año 250, el emperador Decio decretó la supresión de la cristiandad, con lo que dio comienzo la persecución deciana. Los cristianos del norte de África no habían sufrido la persecución durante muchos años. Un procónsul enviado por el emperador y cinco comisionados de cada ciudad administraban el edicto, pero cuando el procónsul llegó a Cartago, Cipriano había huido.
La huida de Cipriano de Cartago fue interpretada por sus enemigos como un acto de cobardía e infidelidad, y le acusaron ante Roma. Roma escribió a Cipriano en términos de desaprobación. Cipriano contestó que había huido de acuerdo al mandato divino. Desde su refugio dirigió a sus fieles con seriedad y entusiasmo, empleando a un diácono de confianza como intermediario.
Este y otros santos son celebrados durante el 16 de septiembre:
Santa Ludmila de Bohemia
San Martín el Sacerdote
San Niniano de Galloway
San Prisco de Nocera de los Paganos
San Vital de Savigny
Beato Ludovico Alemán
Beato Víctor III papa
San Juan Macías
San Cornelio papa
San Abundio y compañeros
Santa Edita
Santa Eufemia de Calcedonia