Rosario, nombre femenino de origen latino, cuyo significado es ‘guirnalda de rosas’. Actualmente, en España, 116.470 mujeres y 336 hombres celebran su santo gracias a Nuestra Señora del Rosario.
La Virgen María se le apareció a Domingo de Guzmán en 1208 en una capilla del monasterio de Prouilhe (Francia) con un rosario en las manos. Le enseñó a rezarlo y le dijo que lo predicara entre los hombres, según cuenta la leyenda, pues no hay base histórica fehaciente.
Ella le ofreció diferentes promesas referidas al rosario. El santo se lo enseñó a los soldados liderados por su amigo Simón IV de Montfort antes de la Batalla de Muret. Aquella victoria se le atribuyó a la Virgen María, por lo que Montfort erigió la primera capilla dedicada a esta advocación.
En el siglo XV, la devoción al rosario había ido desapareciendo. Alano de Rupe declaró que la Virgen se le apareció y le pidió que la reviviera, que recogiera en un libro todos los milagros llevados a cabo por el rosario. Además, le recordó las promesas que siglos atrás había dado a Santo Domingo.
En el siglo XVI, San Pío V instauró su fecha el 7 de octubre como aniversario de la victoria en la Batalla de Lepanto, denominándola Nuestra Señora de las Victorias. En aquella lucha, las fuerzas cristianas acabaron con los turcos que arrasaban Europa. Además, agregó a la letanía de la Virgen el título de Auxilio de los Cristianos. Su sucesor Gregorio XIII cambió el nombre de su festividad al de Nuestra Señora del Rosario.
La victoria en la batalla de Temesvar en 1716, atribuida por Clemente XI a la imagen, provocó que el papa ordenara que su fiesta se celebrase a través de la Iglesia universal. León XIII, cuya devoción por esta advocación hizo que fuera apodado el Papa del Rosario, escribió unas encíclicas referentes al rosario, consagró el mes de octubre al rosario e incluyó el título de Reina de Santísimo Rosario en la letanía de la Virgen.
Posteriormente, la Virgen del Rosario perdió el patronazgo de El Salvador y la provincia eclesiástica salvadoreña frente a la Virgen de la Paz, la cual goza de gran devoción en la ciudad de San Miguel.
A día de hoy, la Virgen del Rosario cuenta con el patronazgo de la Arquidiócesis de San Salvador, como se dijo antes, y un patronazgo compartido con el Santísimo Salvador del Mundo en la ciudad capital. Aunque su culto resulta menor que el rendido por la feligresía sansalvadoreña respecto al Divino Salvador, no por eso puede afirmarse que la devoción capitalina a Nuestra Señora del Rosario sea despreciable.
Este y otros santos son celebrados durante el 7 de octubre:
Beato José Llosá Balaguer
Beato Juan Hunot
Beato Martín el Cid
San Augusto de Bourges
San Baco de Betsaloe
Santa Justina de Padua
San Marcelo de Capua
San Marcos papa
San Paladio de Saintes
San Sergio de Betsaloe