Gregorio es un nombre masculino de raíces griegas, que significa ‘vigilante‘. Actualmente, 33.262 hombres en España reciben este nombre y celebran su santo gracias a San Gregorio Taumaturgo.

Los escritos antiguos antigua le menciona con frecuencia. Lo recuerdan otros santos como San Basilio, San Jerónimo, San Ordoñes y Rufino. Nació a principios del siglo III en Neocesarea del Ponto (actual Turquía) en el seno de una familia pagana.

Al parecer, su nombre de nacimiento fue Teodoro y  se lo cambió al convertirse al cristianismo. En Neocesárea estudió Retórica y Derecho. Planeaba trasladarse a Beritos, en Fenicia, junto con su hermano Atenodoro, para asistir a la célebre escuela de Derecho de esa ciudad, pero a ruegos de una hermana suya, cuyo marido había sido nombrado gobernador de Palestina, se trasladó a Cesárea de Palestina. Esa decisión marcaría su vida. 

Durante los cinco años que permaneció allí, de 233 a 238, siguió el curso que daba Orígenes, haciéndole olvidar la jurisprudencia para entregarse a la filosofía. Por influjo del maestro ambos hermanos se convirtieron al cristianismo. Antes de abandonar Cesarea pronunció un discurso de agradecimiento a Orígenes.

Algunos años después, el obispo de Arnasca, Fedimo, le eligió y consagró como el primer obispo de Neocesarea, su ciudad natal. Asistió al Concilio de Antioquía de 268 contra Pablo de Samosata. Su actividad pastoral fue muy notable. Se dice que a raíz de su muerte pocos eran los paganos que quedaban en todo el Ponto, por lo que se le considera el apóstol de Capadocia; los Padres Capadocios del s. IV le consideran el fundador de la Iglesia en esta región.

Durante la persecución del emperador Decio (249-251) aconsejó a los cristianos la huida. Murió entre 270-275. Muy pronto se formó en torno a él una gran leyenda que motivó el sobrenombre de Taumaturgo. Existen cuatro biografías, una de ellas escrita por Gregorio de Nisa. Gregorio fue un obispo de acción más que de manejo de pluma y, por eso, su escasa actividad literaria tiene fines casi siempre específicamente pastorales. Celebra su fiesta el 17 de noviembre.

Este y otros santos son celebrados durante el 17 de noviembre:

Santa Victoria de Córdoba

Santa Isabel de Hungría

San Acisclo de Córdoba

San Juan del Castillo

San Lázaro de Constantinopla

San Namacio de Vienne

San Raveriano monje

San Hugo de Lincoln

San Hugo de Noaria

Santa Ilda de Inglaterra

San Alfeo de Cesarea

San Aniano de Orleáns

San Florino de Rëmus

Santa Hilda de Whitby

Santos Zaqueo de Cesarea

Beato Josafat Kocylovskyj

Beato Lope Sebastián Hunot

Beata Salomé de Cracovia