Rubén es un nombre masculino de origen hebreo, cuyo significado ‘ved, un hijo‘. Hoy, en España, 129.201 hombrescelebran su santo gracias a San Rubén, estilita.
Corresponde al primero de los hijos de Jacob. Es decir, fue la primera piedra en la fundación del pueblo de Israel. Jacob amaba más a Raquel, la madre de José y Benjamín, que a Lía, su primera esposa y hermana de ésta. Lía se sentía sumamente incómoda, pero mientras ella tuvo seis hijos, Raquel no había tenido aún ni uno.
Rubén fue el primer hijo de Jacob. Lo tuvo con Lía. Ella exclamó: «El Señor ha visto mi aflicción», y añadió: «ahora me amará mi esposo». Rubén proporcionó entonces una nueva dimensión más esperanzadora a la vida de su progenitora.
Era el mayor de todos los hijos de Jacob y, cuando sus hermanos tramaron deshacerse de José, el hijo más amado de su padre, por ser en aquel entonces el hijo único de Raquel, Rubén procuró impedirlo por todos los medios. Rubén ejerció siempre de primogénito, de hermano mayor responsable.
Consiguió que no le matasen, tal como habían pensado, para que lo arrojasen a una cisterna vacía. Rubén estaba seguro de que lo podría rescatar. Cuando después de haberlo vendido sus hermanos a los mercaderes le enseñaron a Rubén las ropas ensangrentadas de José, «¿A dónde iré yo ahora?», dijo rasgándose las vestiduras. No sabía cómo se lo podría explicar a su padre.
Cuando se enteró Jacob de la muerte de José, quería morirse él también para ir a hacerle compañía. «Llorando bajaré a las entrañas de la tierra a buscar a mi hijo», repetía una y otra vez Jacob. Este episodio afectó profundamente a Rubén. Por eso, cuando José, sin haberse dado a conocer todavía a sus hermanos mandó encarcelarlos, Rubén les echó en cara que todo eso les estaba ocurriendo por la barbaridad que hicieron con su hermano menor. Lo tenía clavado en el corazón. «¿No os dije que no pecarais contra el niño? Pero no quisisteis hacerme caso», les decía en la cárcel. Se atormentaban pensando cómo saldrían de aquel atolladero.
A lo largo de su vida, tuvo sus más y sus menos con su padre, a causa de algún que otro privilegio al que se adelantó, comportándose como si hubiese heredado. Éste, al bendecirle antes de morir, le dijo: «Rubén mi primogénito, tú eres mi fortaleza y el principio de mis sufrimientos. Eres el primero en generosidad, el más grande en poder.»
Este y otros santos son celebrados durante el 4 de agosto:
San Jacinto de Roma
San Onofre eremita
San Rainero de Split
Santa Ia
San Juan María Vianney, Cura de Ars
San Aristarco
San Eleuterio de Tarsia
San Eufronio de Tours